Anónima

Abril 30, 2021

“La Maternidad no es Excusa para Renunciar”

Me enteré que estaba embarazada dos meses antes de empezar un nuevo semestre. La decisión de inscribirme o no en ese momento rondaba mi cabeza día y noche. A pesar de que jamás me ha preocupado el “¡qué dirán!”, por primera vez sentí aquella incertidumbre y más aún de regresar a la universidad con una barriga creciendo.

 

En ese momento me tocaba tomar una de las materias más complejas de la carrera de Arqueología y no retrasar más mis objetivos estudiantiles. Mi meta era terminar pronto la universidad, así que decidí inscribirme y dejar a un lado la incertidumbre.

 

Las clases comenzaron y con ellas la exigencia que caracteriza a la carrera de arqueología la cual demanda tiempo no solo en las aulas, sino en el campo también. Semanas después, los problemas de salud empezaron a surgir y no me permitieron responder con la exigencia que las clases y los requerimiento que los docentes solicitaban.

 

Solicité el retiro del semestre a la Secretaría de la Escuela junto con un certificado médico y me lo negaron a pesar de que se indicaban mis condiciones de salud. El motivo fue que primero debía solicitar la aprobación de mi retiro a los docentes de cada materia escogida, sino constarían como materias reprobadas. Expliqué mis motivos a los docentes, sin embargo, no todos estaban de acuerdo con mi decisión.

 

Me retiré de la universidad por dos años en los cuales terminé mi embarazo, tuve a mi hija y me dediqué a su crianza durante su primer año de vida. Sin embargo, terminar mi carrera universitaria era algo fundamental, por lo que creé junto con la ayuda y el apoyo de mi familia una red de cuidado para mi hija la cual me permitió volver a la universidad y cumplir con las actividades que requiere una carrera de Ciencias Sociales.

 

Al momento de organizar mis papeles y concretar mi retorno a la carrera, no recibí el apoyo adecuado por parte de las autoridades de la institución educativa. Sin embargo, y sin  importarme los diferentes comentarios, volví a las aulas y cursé mis materias faltantes con excelentes docentes. Tengo que recalcar que jamás puse la excusa de la crianza de mi hija para faltar con mi responsabilidad de estudiante, no obstante, muchas veces disculparon mis atrasos o faltas a causa de algún inconveniente como mamá.

 

Muchas amanecidas y muchas tazas de café fueron parte de este proceso para terminar la universidad, no siempre fue fácil ya que muchas veces la red de cuidado establecida no funcionaba como la había organizado y me limitaba a acudir a diferentes actividades de clase o salidas de campo por la responsabilidad de cuidar a mi hija.

 

Personalmente soy amante del trabajo de campo y del trabajo con la comunidad, sin embargo, actualmente mi rol como mamá a tiempo completo me limita a esta parte tan importante en la disciplina de la Arqueología.

Anónima